editorial

#1 Presentación

Esta primera entrada tiene por objetivo presentar el blog de Mano de libros, explicar a quienes han llegado aquí por qué decidí crear este proyecto, cómo serán los procesos que me diferenciarán y que haré para contribuir al desarrollo de la industria editorial.

Mano de libros surgió como una idea de marca hace muchos años para un proyecto de distribución de libros que no se pudo llevar a cabo en ese momento. Me quedé con los nombres y la filosofía de base: echar una mano a quien necesite un libro.

Además, mi sueño siempre ha sido no hacer las cosas tan complicadas, que tengan un precio justo y ofrecer soluciones que funcionen: poder ser un mediador eficiente entre las obras y un público lector siempre atento y expectante.

Pero ¿Cómo sería esto posible, si Mano de libros no publica ni es agente?

El mercado editorial es inagotable e incansable. Tengo mis opiniones encontradas respecto a las empresas de autopublicación y a las empresas editoriales. También tengo mis opiniones encontradas respecto a los procesos creativos y a las formas de leer. Son temas apasionantes que dan más que una sola entrada de blog para deshilvanarlos.

Lo cierto es que, el mercado editorial se podría resumir de una forma muy sucinta: desde hace un cierto período de tiempo, uno muy corto (yo diría que unos 5 lustros), una gran cantidad de personas, de repente, tuvo acceso a escribir y a publicar. Lo anterior, por varios siglos, solo estuvo permitido a ciertas minorías. ¿Es bueno o malo? ni lo uno ni lo otro. ¿Vamos a culpar a alguien por la sobre producción de contenidos (ya no solo de libros) a la que estamos expuestos? Ni la comunidad creativa ni la industria son responsables, al menos directamente.

Lectores -y receptores de contenidos en general- siempre habrá, porque siempre nos han gustado las historias, ya sea contenidas en un libro o reuniéndonos con alguien porque tiene algo que contarnos. Somos así y de eso no podemos escapar.

Con esta pequeña reflexión, solo puedo decir que el mercado editorial hace lo que puede en una industria que -gracias a las tecnologías de los últimos 25 años- sobreproduce contenidos. Ante esto no hay que emitir juicios, porque lo hemos heredado sin pedirlo y la misión que tenemos quienes trabajamos en esta «incansable rotativa» es hacer que sea mejor y óptima (dejando de lado las inquisiciones).

Hace ya mucho tiempo que no podemos leer todo lo que quisiéramos aun si pudiéramos dedicarle el 100% del tiempo (y sin dormir), así como tampoco hoy ya no es posible escuchar toda la música que quisiéramos (¿ha sido alguna vez posible?) Es nuestra realidad. Releer y reescuchar, varias vidas faltarían. Hay por ahí quien decía que leerse un par de libros (bien leídos) en la vida, así como escribir uno o dos buenos versos (pero buenos!) en un libro, es suficiente para morir tranquilo. A mí me hace mucho sentido esta idea.

Puedes escuchar mi podcast de bienvenida, aquí.